Wildfire: La última entrega de la serie Maple Hills sigue a dos monitores de un campamento de verano que se reencuentran tras una apasionada aventura de una noche.
Los estudiantes de Maple Hills Russ Callaghan y Aurora Roberts se cruzan en una fiesta de fin de curso, donde un juego de beber les lleva a tener una apasionada aventura de una noche. Aurora, que no es de las que se quedan demasiado tiempo (ni espera mucho de un hombre), se escabulle antes de que Russ tenga siquiera la oportunidad de preguntarle su nombre completo.
Imagina su sorpresa cuando se encuentran el primer día del campamento de verano en el que ambos son monitores, con la esperanza de escapar de sus complicadas vidas familiares pasando el verano trabajando. Russ espera que si se aleja lo suficiente de Maple Hills, podrá evitar lidiar con las repercusiones de la adicción al juego de su padre, mientras que Aurora está cansada de ansiar la atención de todos los que la rodean, y quiere volver al último lugar donde se sintió verdaderamente en casa.
Russ sabe que romper la estricta regla del campamento de "no confraternizar con el personal" le hará volver a Maple Hills antes de que acabe el verano, pero por desgracia para él, Aurora nunca ha sido muy buena respetando las reglas. ¿Aprenderán a coexistir pacíficamente? ¿O su única noche juntos provocó un incendio que no podrán apagar?
Malas Mujeres: NI LOCAS, NI TONTAS, NI PROVOCADORAS, NI FATALES:
¡MUJERES, BIENVENIDAS AL AQUELARRE!
Desde la aparición de los primeros mitos, lo universal ha sido la narración de los hombres, esa visión masculina que dibujó a unos y a otras, nos dijo cómo debíamos ser -puras, dóciles, amorosas- y previno al mundo de las malas mujeres, ya fueran vengativas gorgonas, crueles madrastras, problemáticas Pandoras o Evas incautas que cargaron con la culpa de nuestro destino.
En su personalísima versión, María Hesse da una vuelta de tuerca a esas princesas pasivas, brujas perversas, malas madres, femmes fatales, locas pasionales y secundarias perfectas, y, de Madame Bovary a Sarah Connor, de Juana «la Loca» a Yoko Ono, de Helena de Troya a Monica Lewinsky, de Medusa a Zahara o a Nevenka, reivindica la necesidad de encontrar otros referentes, nuevas lecturas de la Historia e inspiración para ser simplemente mujeres en el mundo en que vivimos.
«Ahora sabemos que no hay que tener miedo a salirse de esas líneas caprichosas que otros marcaron, y que las que abrieron esas grietas buscando otros horizontes no estaban locas, ni eran perversas ni malos ejemplos para otras. Si acaso fueron mujeres valientes, fuertes, atrevidas, decididas. Rompedoras. Y si las llaman malas mujeres que se lo llamen; las paredes han caído y nosotras ya no estaremos ahí para oírlo».
The King Of the Wall Street: EL REY DE WALL STREET ES PUESTO DE RODILLAS POR UNA AMBICIOSA BOMBA.
En el trabajo, soy el rey de Wall Street. Los peces más gordos de Manhattan acuden a mí para ganar dinero. Hacen todo lo que digo porque siempre tengo razón. Soy astuto. Exigente. Algunos dicen que despiadado.
En casa, soy un padre soltero que intenta que su hija de catorce años siga siendo una niña el mayor tiempo posible. Si mi hija hace lo que yo digo, en algún lugar hay una bola de nieve sobreviviendo en el infierno. Y nada de lo que digo es correcto.
Cuando Harper Jayne empieza como investigadora junior en mi bufete, las barreras entre mis mundos empiezan a disolverse. Es la mujer más exasperante con la que he trabajado.
No me gusta cómo se inclina sobre la fotocopiadora: se me hace la boca agua.
Odio que esté tan ansiosa por hacer un buen trabajo: me pone la polla dura.
Y no soporto cómo lleva el pelo recogido, dejando al descubierto su largo cuello. Me dan ganas de desnudarla, inclinarla sobre mi escritorio y recorrerle el cuerpo con la lengua.
Si mis dos mundos van a chocar, Harper Jayne tendrá que aprender que no sólo mando en la sala de juntas. También mando en el dormitorio.
El rey de Wall Street es un sexy romance contemporáneo independiente.
Hay otros libros independientes en esta serie. Pueden leerse en cualquier orden.